Hoy muero por tenerte conmigo, por escucharte.
Hoy extraño todo de ti.
Hoy necesito todo de ti y sé que no lo tendré.
Hoy quiero ignorar nuestro pacto y hablarte.
Hoy rogarte para que estés conmigo.
Hoy sé que tú eres lo único que necesito.
Hoy muero lentamente.
jueves, 28 de enero de 2010
martes, 19 de enero de 2010
Después de la ruptura...
Recientemente terminé con una relación amorosa. Esta relación fue como ninguna que haya tenido nunca y espero sinceramente que no la tenga pronto. Fue intensa, sexual, sensual, pasional, tierna, madura. Todo lo que alguien desea en una relación, incluyéndome. Entonces, ¿por qué no la quiero repetir? Porque en este momento estoy devastado. Me siento incompleto, triste y con ganas de llorar cada vez que alguien menciona su nombre. Pienso en él cada vez que escucho una canción que pueda relacionarse lejanamente con él, o cada vez que paso por algún lugar en donde hayamos estado; es decir, en todos lados.
Sin embargo, aunque ahora he comprendido a lo que se refieren cuando dicen “tengo una espina en el corazón”, es una relación de la que no me arrepiento. Todo lo que viví con él es algo que llevaré conmigo toda la vida. Él me ayudó a darme cuenta de que el mundo sí me importa, de que me puedo preocupar por una persona aparte de mí, que puedo estar dispuesto a dar muchas cosas sin siquiera pensar en las consecuencias o en el costo de lo que daba.
Supongo que de eso se trata el amor. De aprender cosas de ti y de la otra persona y sentirte pleno con ese sentimiento. En ningún momento sentí que estuviera intentando cambiar parte de mi personalidad para satisfacerlo, o que él lo hiciera. A diferencia de mis otras relaciones, no fue destructiva ni tortuosa. La separación fue terriblemente dolorosa para mí y aunque intenté con todas mis fuerzas buscar un pretexto para odiarlo, no pude y no puedo hasta este momento. ¿Cómo odiar a esa persona que me da fuerzas, aunque ya no está? ¿Cómo odiar al primer pensamiento que tengo en la mañana y al último que tengo en la noche? ¿Cómo podría siquiera intentar odiar a la persona que, con sólo recordarla, me hace sonreír? ¿Cómo odiar a quien amo con todas mis fuerzas?
Lamento que muchas cosas no hayan podido ser, pero no lamento nada de lo que viví con él. Algún día podré hablar de él sin que se me haga un nudo en la garganta y tenga que voltear la cara y, tal vez algún día, pueda volver a verlo y aguantar las ganas de rogarle que vuelva conmigo. Si me doy cuenta que no puedo, entonces espero por lo menos tener la voluntad suficiente para dar la vuelta y huir de él.
Extrañamente, me siento más tranquilo ahora que he escrito sobre él. La tristeza sigue ahí y ahí seguirá un rato, pero supongo que sobreviviré. Sólo espero volver a amar por lo menos la mitad de lo que lo amo a él, pero, claro, no es lo que yo quiero en este momento. En este momento lo único que me queda es hundirme en la tristeza y la melancolía y ahogarme en ellas.
Sin embargo, aunque ahora he comprendido a lo que se refieren cuando dicen “tengo una espina en el corazón”, es una relación de la que no me arrepiento. Todo lo que viví con él es algo que llevaré conmigo toda la vida. Él me ayudó a darme cuenta de que el mundo sí me importa, de que me puedo preocupar por una persona aparte de mí, que puedo estar dispuesto a dar muchas cosas sin siquiera pensar en las consecuencias o en el costo de lo que daba.
Supongo que de eso se trata el amor. De aprender cosas de ti y de la otra persona y sentirte pleno con ese sentimiento. En ningún momento sentí que estuviera intentando cambiar parte de mi personalidad para satisfacerlo, o que él lo hiciera. A diferencia de mis otras relaciones, no fue destructiva ni tortuosa. La separación fue terriblemente dolorosa para mí y aunque intenté con todas mis fuerzas buscar un pretexto para odiarlo, no pude y no puedo hasta este momento. ¿Cómo odiar a esa persona que me da fuerzas, aunque ya no está? ¿Cómo odiar al primer pensamiento que tengo en la mañana y al último que tengo en la noche? ¿Cómo podría siquiera intentar odiar a la persona que, con sólo recordarla, me hace sonreír? ¿Cómo odiar a quien amo con todas mis fuerzas?
Lamento que muchas cosas no hayan podido ser, pero no lamento nada de lo que viví con él. Algún día podré hablar de él sin que se me haga un nudo en la garganta y tenga que voltear la cara y, tal vez algún día, pueda volver a verlo y aguantar las ganas de rogarle que vuelva conmigo. Si me doy cuenta que no puedo, entonces espero por lo menos tener la voluntad suficiente para dar la vuelta y huir de él.
Extrañamente, me siento más tranquilo ahora que he escrito sobre él. La tristeza sigue ahí y ahí seguirá un rato, pero supongo que sobreviviré. Sólo espero volver a amar por lo menos la mitad de lo que lo amo a él, pero, claro, no es lo que yo quiero en este momento. En este momento lo único que me queda es hundirme en la tristeza y la melancolía y ahogarme en ellas.
sábado, 9 de enero de 2010
Cómo hacer un pastel gay!

Hace un tiempo estaba navegando en internet y me encontré con una receta para hacer este pastel. Yo casi nunca cocino y mentiría si dijera que ya cociné este pastel, pero varios de mis amigos ya lo hicieron y estuvieron muy complacidos por los resultados. Algunos de los usos que le puedes encontrar a este pastel son:
-Pastel de cumpleaños para el más gay de tus amigos
-Pastel para salir del clóset frente a tus padres (al menos alegrará su vista)
-Pastel para recordarles a tus padres que eres gay (muchos padres tienden a ignorar esto)
- o lo que tú quieras.
Les paso la receta, pero como la saqué de una página en inglés, tendrán que hacer las conversiones porque soy un flojo:
2 cajas de mezcla para hacer pastel (la mezcla blanca es la que nos servirá)
24 oz de of bicarbonato de sodio (también sirven el giner ale o sprite)
Colorante (muchos colores)
Hay que poner dos latas de bicarbonato de sodio en dos paquetes de mezcla para hacer pastel (aquí usaron una de Betty Crocker):

Hay que medir qué cantidad tenemos de mezcla y la dividimos en 6 o 7, dependiendo de los colores que quieras para tu pastel. Enseguida, se usa colorante artificial y se agrega a la mezcla. En la receta original usaron colorante en gel comestible, también de Betty Crocker, pero no sé si se encuentre aquí. Mis amigos usaron jarabe de colores.


Ahora, se vierte el primer color en la cacerola o recipiente en el que vas a preparar el pastel. No hay que usar toda esa mezcla, sólo 2/3 partes. Si usan más, entonces el color de hasta arriba va a predominar.

Hay que verter los colores, uno por uno, en la mitad de la cacerola, en círculos más o menos concéntricos, como se ve en la imagen. Cuando hayas vertido tres colores, empieza a hacerlo con los demás colores en la otra cacerola. Así, en la primera cacerola pueden quedar rojo, naranja y amarillo en la primera cacerola y en la segunda, quedarán el púrpura, el azul y el verde. Es mejor si las cacerolas son de diferente tamaño.

Termina de verter todos los colores en ambas cacerolas.

Sigue las instrucciones de la caja para hacer los pasteles Le puedes poner una cobertura de merengue o de tu preferencia, pero creo que se ven más bonitos así.

Con cobertura queda así. Vean que bien se ven las rebanadas :D

Si quieren ver la receta original en inglés, la página es:
http://www.omnomicon.com/rainbowcake
Etiquetas:
clóset,
cocina,
coming out,
gay,
recetas
jueves, 7 de enero de 2010
Cómo me di cuenta de que soy gay (Parte 1)
Cuando tenía 18 años, me di cuenta que era gay. A diferencia de muchas personas que conozco, yo nunca negué mis preferencias o intenté cambiarme de bando, aunque me sorprendió mucho que nunca me diera cuenta de mi homosexualidad si todas las señales eran tan claras. Voy a enumerar algunas de las señales, no necesariamente en orden de importancia:
-Boy Bands

Mi adolescencia transcurrió tranquilamente en la década de los noventa, misma década en que las boybands tuvieron su momento de gloria. Yo era un jovenzuelo de 12 años cuando escuché mi primera canción de los Backstreet Boys. Como no me daba cuenta del grado de gayness que eso me daba, era abiertamente fan de los Backstreet Boys y, obviamente, odié a 'Nsync cuando los escuché. Todo lo anterior suena terriblemente gay y lo es. ¿Cómo no pude darme cuenta de eso?
Eventualmente me di cuenta que 'Nsync no era tan malo y que, además, encontraba a JC Chasez extrañamente atractivo. Nunca tuve un póster ni de 'Nsync ni de ninguno de sus integrantes, pero sí compré el disco y aún lo escucho de vez en cuando, aunque dejé de hacerlo por mucho tiempo, precisamente cuando uno de mis compañeros de preparatoria se burló de mis gustos musicales y decidí explorar nuevos géneros.
A mi hermana mayor siempre le pareció raro que me gustara ese tipo de música, pero yo no entendía su extrañeza. Claro, ahora comprendo completamente que sus sospechas estaban completamente justificadas.
-Las Olimpiadas

Cada cuatro años esperaba el momento de las Olimpiadas. Mis deportes favoritos nunca fueron los deportes más populares entre los niños de mi edad, sino aquéllos más impopulares, por su alto nivel de gayness. Me encantaba pasar horas viendo a las y a los gimnastas haciendo sus rutinas. Me atraía la delicadeza de los movimientos, la estética, la música... También me gustaba la natación y, debo confesar, siempre me gustó ver el nado sincronizado. Creo que no hay nada más gay en las Olimpiadas que el nado sincronizado...
Con la llegada de la adolescencia le di oportunidad a más deportes pero también aprecié con nuevos ojos a los gimnastas y nadadores, además que empecé a disfrutar un poco menos del nado sincronizado. No puedo esperar por las siguientes.
Continuará...
-Boy Bands

Mi adolescencia transcurrió tranquilamente en la década de los noventa, misma década en que las boybands tuvieron su momento de gloria. Yo era un jovenzuelo de 12 años cuando escuché mi primera canción de los Backstreet Boys. Como no me daba cuenta del grado de gayness que eso me daba, era abiertamente fan de los Backstreet Boys y, obviamente, odié a 'Nsync cuando los escuché. Todo lo anterior suena terriblemente gay y lo es. ¿Cómo no pude darme cuenta de eso?
Eventualmente me di cuenta que 'Nsync no era tan malo y que, además, encontraba a JC Chasez extrañamente atractivo. Nunca tuve un póster ni de 'Nsync ni de ninguno de sus integrantes, pero sí compré el disco y aún lo escucho de vez en cuando, aunque dejé de hacerlo por mucho tiempo, precisamente cuando uno de mis compañeros de preparatoria se burló de mis gustos musicales y decidí explorar nuevos géneros.
A mi hermana mayor siempre le pareció raro que me gustara ese tipo de música, pero yo no entendía su extrañeza. Claro, ahora comprendo completamente que sus sospechas estaban completamente justificadas.
-Las Olimpiadas

Cada cuatro años esperaba el momento de las Olimpiadas. Mis deportes favoritos nunca fueron los deportes más populares entre los niños de mi edad, sino aquéllos más impopulares, por su alto nivel de gayness. Me encantaba pasar horas viendo a las y a los gimnastas haciendo sus rutinas. Me atraía la delicadeza de los movimientos, la estética, la música... También me gustaba la natación y, debo confesar, siempre me gustó ver el nado sincronizado. Creo que no hay nada más gay en las Olimpiadas que el nado sincronizado...
Con la llegada de la adolescencia le di oportunidad a más deportes pero también aprecié con nuevos ojos a los gimnastas y nadadores, además que empecé a disfrutar un poco menos del nado sincronizado. No puedo esperar por las siguientes.
Continuará...
Etiquetas:
Backstreet Boys,
deportes,
gay,
homosexualidad,
Nsync
Suscribirse a:
Entradas (Atom)